La Trisomía 21 es el nombre de una flor con tres pétalos aleteando… y no lo que tú quieras creer. Aquí nacen las nuevas mariposas
martes, 29 de abril de 2008
Discriminación y concepciones culturales en torno a la discapacidad
“Del imaginario social a la realidad de la persona con discapacidad”
(Sobre modos contemporáneos de discriminación y formas conexas de intolerancia).
De: Andreas Markovits A.
Los cercos imaginarios del lenguaje se delimitan con tinta clara dentro de nuestra extremista sociedad... delimitamos los espacios del lenguaje con una arrogancia que roza con nuestros vedados miedos a nivel inconsciente. Creamos cercos imaginarios del lenguaje, donde sólo uno es valido: el lenguaje nuestro y no el del otro. Ese otro ser abstracto (el discapacitado/a) que no entra en nuestros cánones de normalidad, que no va en nuestros diálogos, en nuestros colegios, universidades, parques o pubs: ¿ Y por qué siempre se ha necesitado negar al otro?. ¿Será en nuestros días un nuevo tema existencial postmoderno?: niego al otro para validarme en mi lenguaje (elemento para construir cultura)no acepto al otro por que significa que si no lo niego tendré que entrar a entenderme a mí mismo dentro un cosmos más amplio que es la diversidad, pasando a ser este, un acto casi de supervivencia existencial. La diversidad es creada como un sub grupo de personas y de conceptos para que pueda el hombre contemporáneo entender de forma más simple lo quiere creer por normalidad.
De pronto, es licito querer sentir un alivio al decirnos supuestamente sanos... sanos en el mal sentido de la palabra, ya que conglomeramos un sin fin de falacias al creernos sanos y luego bordeamos con escarcha fosforescente una línea que separa a los otros que no están sanos, dado que no responden a nuestras mismas características, no se asemejan a esta turba de clones que queremos ser y comprendemos la supuesta sanidad o normalidad a través de un prisma muy pequeño y obstaculizador, un prisma que no permite ver mucho más allá que nuestros propios rostros asustados tratando de ser lo más normal posible.
Hablamos de personas cuyas diferencias generadas por un déficit sensorial, motriz, psíquico y/o mental, no encajan en el perfil sociocultural que se quiere establecer como norma en una sociedad. En donde ninguna de las características que envuelve a estas personas debería ser las que definan la identidad y por tanto la estigmatización de estas. Sí una persona tiene una discapacidad física, el mundo entero no puede clasificarla bajo ciertos parámetros alejándola de la realidad, ya que es una locura nuestra entender por concepto de silla de ruedas a una persona minusválida.
Cuando hablamos por ejemplo de raza, no hablamos desde un punto de vista biológico, “esta no es una realidad biológica o cultural, sino una construcción social”. [2] Aquí lo único que cabria entender es que la discapacidad o condición de “discapacitada” de una persona no la hace ser eso integralmente, es mucho más que una denominación, codificación o estereotipación. Es primero que nada una persona. Su biología, sus rasgos, su genética, un cromosoma más o uno menos, no la hace ser un ser defectuoso, sino con diferencias como las propias de uno. Así mismo con el tema de la discriminación racial, no es un tema de biología finalmente, sino del contexto y del entorno socio cultural dentro del cual le toco nacer y como esa cultura definirá lo que entiende por raza.
Cada cultura amolda a su realidad lo que va a entender por discapacidad, genera conceptos y formas de medir las capacidades y crea parámetros para lo que va a entender por normalidad. “Las culturas interpretan la discapacidad de tres maneras: por su causa, por su efecto sobre atributos valorizados y por el nivel social (status) de la persona con discapacidad como adulto”. [3] A su vez, busca asignarle causas: por ejemplo en Mozambique explican la discapacidad como una brujería; en otras como una reencarnación, descontento divino y azar u/o alteraciones genéticas. Y aunque parezca extraño y poco difundido la discapacidad ha tenido una connotación positiva: es el caso de la civilización romana, que considera a las personas con algún tipo de discapacidad mental como seres designados por los dioses a quienes se debían tributos; asimismo, ocurre en la antigüedad maya, en donde se veía a las personas con discapacidad con un carácter sagrado y un status más alto que el resto de las personas. En la actualidad, en algunas culturas del norte de México y Botswana, el nacimiento de un niño con discapacidad evidencia la confianza que tiene Dios en la habilidad de sus padres para cuidarlo.
En una sociedad que valora los logros intelectuales de los individuos no tendrá importancia si una persona es minusválida, usa una silla de ruedas o cojea. Por el contrario, si una sociedad valora el status de adulto, se cuestionará el lugar que ocupará una persona con discapacidad ya que esta quizás si no tiene apoyo técnico no podrá trabajar o valerse por sí misma. Con esto no ocupará el lugar y respeto que la sociedad le concede al adulto al trabajar y autovalerse.
El ejemplo de México nos muestra como cada cultura define cómo se quieren crear los cercos imaginarios, las fronteras conceptuales del lenguaje referidos a la discapacidad, que son los que generan finalmente las barreras[4] de acceso que deberán atravesar estas personas para entrar al mundo de la normalidad y así poder utilizar los servicios y beneficios (trabajos, escuelas, entre otros) que el estado brinda.
Hay instaurada una discriminación que obedece naturalmente a una necesidad humana de crear barreras entre diferentes grupos sociales, a través de cercos imaginarios del lenguaje que pasan a ser más profundos que la propia construcción de ghettos urbanos. Estas crean en el ser humano una diferencia entre el que pertenece al lado de la normalidad y el que no lo está. Las barreras nacen de los grupos propios (mundo de la normalidad) que busca pertenencia y diferenciación frente a los grupos impropios (mundo de la discapacidad) que navegan en el mar de nadie, bajo una barrera simbólica, creada por los grupos propios a través de los cercos imaginarios del lenguaje.
Existe una espacie de free pass al mundo de la normalidad. La no pertenencia a al grupo impropio le confiere al ser humano un pase al mundo de la normalidad, una especie de visación a la aceptación social. No ocurre lo mismo al otro lado de la barrera simbólica, donde el grupo impropio no logrará nunca su free pass.
La construcción de esta barrera simbólica, así como un muro, generó una serie de sutilezas muy evidentes: accesos diferentes, escuelas diferentes, no escuelas de nivel superior para ellos, no acceso a una educación sobre sexualidad, entre otras dificultades e impedimentos creados especialmente dentro del cerco imaginario del lenguaje para mantenerlos fuera del perímetro social de la normalidad. De este modo, pasan a tener un trato diferenciado con una fuerte dosis de discriminación positiva.
Si pensamos ahora en género y discapacidad[5], nos encontramos directamente con una doble discriminación hacia el género femenino (por ser mujer y por ser discapacitada), entrando estas en la parte más silenciada de esta historia, en donde no cabe pensar en empleos, independencia y menos aún una vida sexual. Es aquí, donde aparecen los seres invisibles, materializados en mujeres discapacitadas. Sólo recién en este año se conoce un informe sobre la situación acerca de este grupo impropio de la población y directamente sobre la situación de la mujer con discapacidad. No hay el mínimo interés por incluirlas de forma real al sistema cultural y social del país, todo intento sólo queda en el discurso de lo políticamente correcto. Incluso, aún no alcanzamos a dimensionar y vislumbrar el retraso oscurentista de nuestras políticas de inclusión y visibilización social.
La ausencia[6] de estudios de VIH SIDA en personas con discapacidad, nos hace pensar en la evidente invisibilidad de este grupo frente al sistema. Nuestro país no cuenta con estudios sobre VIH SIDA, ni tampoco con material adaptado para personas con necesidades especiales. Vemos aquí una flagrante omisión por parte de la sociedad frente a los derechos de información y prevención de estas personas. La mayoría de los jóvenes con discapacidad son vulnerables a desarrollar comportamientos de riesgo, debido a la falta de orientación adecuada acerca de la sexualidad, extraña que no hayan campañas masivas dirigidas a este sector de la población y tan pocos programas de educación sexual y promoción de salud que tengan en cuenta criterios de accesibilidad para todos. Frecuentemente a esta interrogante responden que esta población no es de alto riesgo. Existen aunque diste de l a realidad de encuestas, censos e investigaciones grupos de personas bisexuales y homosexuales con discapacidad, para quienes las campañas de información y prevención son prácticamente inexistentes
Es aquí donde aparece el manto grande de la ceguera, lo que no se quiere ver, la no - concreción de sus derechos los lleva a transformarse en seres casi de cartón... de papel, de fantasía, interdictos: donde todo se les resuelve, donde su voz es omitida, donde ni siquiera son parte de las resoluciones relativas a ellos mismos.
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Vivimos en una sociedad apolínea que valora la estética y la apariencia por encima de la ética y del significado profundo de las cosas. Una sociedad que aún no sale de su ostracismo cultural que la ha mantenido históricamente esparciendo escarchas fosforescentes para delimitar bien los cercos imaginarios del lenguaje.
[1] Discapacidad: Según el artículo 3, inciso 1, de la ley N 19.284, sobre Integración Social de Personas con Discapacidad, se señala que "Para los efectos de esta ley se considera persona con discapacidad a todas aquéllas que, como consecuencia de una o más deficiencias físicas, psíquicas o sensoriales, congénitas o adquiridas, previsiblemente de carácter permanente y con independencia de la causa que le hubiera originado, vea obstaculizada, en a lo menos un tercio, su capacidad educativa, laboral o de integración social”.
[2] El Racismo una introducción, Michael Wieviorka, Ed. Plural, 2002, pag. 45.
[3] Dra. Nora Groce. Disability in cross-cultural perspective: Rethinking disability.
[4] Barrera: Son todos aquellos factores ambientales en el entorno de una persona, que, por ausencia o presencia, limitan el funcionamiento y crean discapacidad. Estos incluyen aspectos como un ambiente físico inaccesible, falta de tecnología asistencial apropiada, actitudes negativas de las personas hacia la discapacidad, servicios, sistemas y políticas que no existen o que específicamente dificultan la participación de todas las personas con una condición de salud que conlleve una discapacidad. Fuente: Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, CIF, Organización Mundial de la Salud, OMS, 2001.
[5] 1.204.576 mujeres tienen discapacidad en Chile. Fuente FONADIS.
[6] En Chile FONADIS ni VIVO POSITIVO cuentan con material de prevención del VIH dirigido para personas con discapacidad intelectual.
viernes, 4 de abril de 2008
Nuevo Ciclo 2008 de Teatro Abierto a la Diversidad
Fotografía: Jesús Inostroza
Curso 1. Teatro y Afectividad. NIVEL I
Dirigido a profesores/as, estudiantes de Educación Diferencial y profesionales que trabajen en el área de la Discapacidad, la Diversidad y la Integración escolar y laboral.
Inicio: sábado 5 de abril
Dictado por Andrea Markovits
Lugar: SAN ISIDRO # 367, SANTIAGO / VIVOPOSITIVO / Metro Santa Lucia.
Días: sábado de 10:00 a 13:30 hrs.
Valor: $ 50.000 mensual. Sin cuota de inscripción.
Este curso tiene como fin adquirir herramientas teórico - prácticas básicas del mundo del teatro para poder aplicarlas en el quehacer laboral – educacional y crear modelos propios de intervención teatral con alumnos/as con Diversidad y poder así responder a todas sus necesidades, desarrollando en ellos/ellas la creatividad, conductas para poder sociabilizar de forma integral y despertar habilidades cognitivas aún no desarrolladas o estimuladas.
La enseñanza es integral, con un número máximo de 15 alumnos/as por curso.
Todos estos modelos de Teatro Integrador han sido aplicados durante más de 5 años con la compañía teatral Laboratorio de Sueños, integrada exclusivamente por jóvenes con diversidad intelectual y en los Talleres de Teatro Integrativo.
Curso 2. Teatro Integrativo. NIVEL INFANTIL Y JUVENIL
Dirigido a niños/as y jóvenes con síndrome de Down y Diversidad.
Duración: abril - diciembre
Dictados por Andrea Markovits / Francisca López
Este curso tiene como fin desarrollar la creatividad, habilidades cognitivas y sociales para ser aplicadas dentro y fuera del taller.
Se fusionará un modelo de teatro pedagógico contemporáneo integrativo con elementos del teatro terapéutico - expresivo.
La metodología a utilizar será activa, participativa, integradora y reflexiva a través del trabajo teatral, con un número máximo de 10 alumnos/as por clase.
En cada clase hay dos profesoras. Se realizarán dos sesiones semanales de dos horas cronológicas cada una.
Podrán iniciarse en el trabajo de: expresión corporal y vocal, improvisación teatral, maquillaje artístico, creación de vestuarios y escenografía para montajes.
Desarrollando y aumentando: la creatividad, el pensamiento, la percepción; la memoria corporal y visual; la conciencia corporal, grupal y espacial; la autoestima, la autonomía y el control de las emociones.
Lugar: ECHEÑIQUE 4340 / Ñuñoa.
Días: Martes y jueves de 17:00 a 19:00 hrs.
Alternativas de nuevos horarios según inscritos.
Valor: $ 40.000 mensual. Sin cuota de inscripción.
Contactos y más información:
Andrea Markovits A.
Directora Teatro & Diversidad
Compañía Laboratorio de Sueños
diversidad@laboratoriodesuenos.cl
www.laboratoriodesuenos.cl
Cel. / 09 478 12 51
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